JORGE IBARGÜENGOITIA: EL VUELO QUE NUNCA LLEGÓ

Jorge Ibargüengoitia es el escritor que todos hubieran querido tener. Un hombre bueno, con una memoria prodigiosa, un dominio absoluto de la narrativa y una capacidad asombrosa para representar la realidad y, lo mejor de todo, que renunció al gigantismo propio de la clase intelectual. Lo tuvo México, el país que le vio nacer. Le dio a todos los los palos, de forma sobresaliente: cronista, narrador para un público adulto, contador de historias para el lector infantil y juvenil, manejó la ironía y sátira sin parangón, en fin, todo fueron bienes en su haber.

Sin embargo, una tragedia se cruzó en su vida. Un vuelo de Avianca con destino a Bogotá, tenía previsto hacer escala en Madrid pero terminó estrellándose en la localidad de Mejorada del Campo, sito en las cercanías del aeropuerto de Barajas. El vuelo de la muerte, llamado en su época, porque segó la vida de un grupo de intelectuales que iban camino de un encuentro de alto calibre a Bogotá, a invitación del por entonces presidente del Colombia. Junto a Jorge Ibargüengoitia -mexicano-, también perdieron la vida Marta Traba, grandísima escritora argentina y muy querida en Colombia; Ángel Rama, esposo de Marta y brillante ensayista uruguayo; Manuel Scorza, escritor peruano; y Rosa Sabater, pianista española. La fecha para recordar: madrugada del 27 de noviembre de 1983.

Hoy en día, la literatura de Jorge Ibargüengoitia permanece plenamente vigente, a pesar de su temprana muerte, incluso albergando el sentimiento de que echamos de menos mentes tan lúcidas y potentes como aquellas, las del México de Carlos Fuentes, Octavio Paz y otros tantos que se fueron y dejaron las letras huérfanas de pesos pesados.

Otro día tal vez convenga referirse de forma más extensa a la obra del este escritor mexicano, del que por ahora valgan estas declaraciones cuando en 1981 presentó en Madrid su más reciente obra:

«En realidad yo no tengo nada que ver con el boom. Cuando yo decidí ser escritor se suponía que un escritor es un señor que, poco más o menos, se muere de hambre, así que me resigné a ser pobre. Un escritor latinoamericano no gana dinero, o gana poquísimo. No había esperanza por ese lado. De repente aparecen dos desgraciados, Gabriel García Márquez y Vargas Llosa, que no sólo escriben bien, sino que además, ganan dinero. Me produjeron cierta inestabilidad. Me metí en lo que los ingleses llaman la carrera de las ratas: uno, que no lo esperaba, tiene que andar corriendo para que no lo dejen atrás los que andaban junto… Vargas cuenta en La tía Julia y el escribidor, que, cuando quiso ser escritor, de niño, sabía que tendría que irse a París a vivir en una buhardilla del barrio Latino. A mí no se me ocurrió: yo pensaba que, como dice el refrán, «el que es perico, onde quiera es verde», pero el caso es que Vargas se fue a París y allí no aprendió nada: lo aprendió en Barcelona, que fue donde se vino. En fin, la idea es que hay que salir del seno materno para hablar del seno materno… Yo no me fui a ningún lado. Me quedé y… llevo diez años de retraso. Ahora vivo en París y vengo mucho por Barcelona»

Un comentario el “JORGE IBARGÜENGOITIA: EL VUELO QUE NUNCA LLEGÓ

  1. Una lástima….faltan intelectuales de vocación, como parecía ser Jorge Ibargüengoitia….

    Me gusta

Deja un comentario