Viento
de américa
cuántas fauces despiertan
cuando bostezas
en los páramos
de Quilotoa
mi charango
inútil
mi parca
huella
aún no saben decirte
qué numero de olas
caben
entre las acequias
de Tonsupa
y los naufragios de Isla Negra
viento
íntimo
desembarqué
con una gavilla dorada
y conversé
ciegamente
con Huidobro y Neruda
con los tres Montalvos
con la blanca Mistral
con las llamas de la acémila
viento
de las alturas
comí
de las uvas del Parral
de los cerros graves de Temuco
de las haciendas de Curicó
de las lenguas dilatadas
viento
otavaleño
hoy
todo lo que poseo
para llevarme a la boca
es
tu soplo árido
pero
me dejaste un rástro sórdido
en los labios
y mis palabras
te persiguen
como un manso rebaño
viento
juyai, juyai
viento
llakini, juyani